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viernes, 2 de junio de 2017

Relatos Olicity | OTA



Desde que vi el capítulo 5x22 he querido cambiar su desenlace o al menos una parte de él, de manera que aquí lo tenéis. Mi toque personal para uno de los capítulos clave de la quinta temporada. Y ya os adelanto que no será la única. 😗😗

Espero que os guste. ¡Disfrutadla!

Dedicado a mis mosqueteras. Os quiero. ¡AsWriters Forever!

Escena OTA

Oliver permanecía de pie junto a la ventana de su despacho con la vista perdida en el paisaje que se le ofrecía.
El sonido de la puerta abriéndose le trajo de vuelta de sus pensamientos.

-- Señor, hay un hombre en la puerta que dice ser familia suya.
-- ¿Quién?
-- John Diggle señor. ¿Quiere que le invite a marcharse? Porque es evidente que miente.
-- No, hágale pasar.
-- Como usted ordene.
-- Oficial…- Oliver llamó su atención con un cierto matiz seco en su voz.- John Diggle SIEMPRE es bienvenido.

El oficial captó el mensaje, avergonzado, se despidió con una leve inclinación de cabeza dejando a solas de nuevo a su superior.

-- Cuando yo me encargaba de tu seguridad al menos no me cacheaban al entrar.

Diggle hacía su entrada con una pequeña sonrisa en los labios.

-- Lo siento, se toman muy en serio su trabajo. Sobre todo después de saber la verdad sobre Chase.
-- Imagino. Bueno, tú dirás. ¿Para qué me necesitas?

Oliver le ofreció asiento. Lo que le iba a decir no iba a ser de su agrado.

-- Quiero que me hagas un favor, aun no estando de acuerdo conmigo.
-- Es lo mismo que decir que acepte algo que no me va a gustar.
-- Quiero, Necesito...que te marches junto con Felicity, lo más lejos posible de la ciudad. Y lo más importante, no puedes decirme a dónde os dirigís.
-- ¿Qué? ¿Quieres que te abandonemos? ¿Con Chase pisándote los talones? Ni lo sueñes. La respuesta es NO.
-- ¡John! es necesario. Chase me conoce,  sabe cuáles son mis puntos débiles. Y los atacará sin piedad. No puedo teneros cerca sabiendo que corréis peligro por mi culpa. Si os pasara algo a ti o a Felicity... yo...no lo soportaría....
-- Oliver somos un equipo, somos tu familia. No podemos abandonarte a tu suerte mirando hacia otro lado. Yo no puedo y sé que Felicity tampoco.
-- Puede que no queráis, pero tenéis que hacerlo. NECESITO teneros a salvo. NECESITO saber que Chase no podrá encontraros nunca. Si no os tengo cerca, podré concentrarme en destruir a Chase.
-- ¿Con ayuda de quién? ¿Tú solo? Porque te recuerdo, que a menos que tengas todavía una muestra de mirakuru que inyectarte, eres tan mortal como yo. Y él no hará una pelea justa Oliver, y lo sabes. Además crees que si Felicity está lejos de ti ¿podrás estar tranquilo?
-- Sí. Tienes razón. Puede que mi mente estuviera con ella pero también estaría tranquilo sabiendo que está a salvo.

Oliver se acerca a su amigo en una actitud mucho más sumisa.

-- John… por favor.

Diggle guardó silencio durante unos segundos.

-- Dices que Chase te conoce.
-- Claro que me conoce. Ha estado años preparando esto John.
-- Permíteme que puntualice algo. Chase conoce lo que tú has querido enseñarle.
-- ¿De qué estás hablando?
-- Chase no ha vivido contigo, ni ha luchado a tu lado. Toda la información que tiene sobre ti, es dada por Talia Al Ghul.
-- Talia me conoce muy bien. Estuvimos juntos mucho tiempo en Rusia.
-- Tú lo has dicho Oliver. En Rusia. Talia conocía al justiciero, a Al Sah Him. Pero no conoce a Oliver Queen. Y mucho menos conoce a Green Arrow.

Oliver le mira confundido por sus palabras. No sabe a dónde quiere llevarle su amigo.

-- Si quieres ganar a Chase, no pienses en qué haría él. Piensa en qué haría Oliver Queen.
Diggle se queda observándole detenidamente, parece que sus palabras han surtido efecto.
--  Yo...os llevaría a un lugar seguro pero os mantendría cerca de mí.
-- Pues eso será lo que hagamos.  Aunque ya te aviso que no te resultará fácil convencer a Felicity.
-- Lo sé…
-- La llevaré al piso franco de ARGUS. Te esperamos allí.

En el coche

Diggle conducía mientras una nerviosa Felicity se removía en su asiento de copiloto.

-- John a dónde vamos.
-- Espera y lo verás.
-- Sabes de sobra que no me gusta que me sobreprotejáis ocultándome cosas.
-- No se trata de eso. Es sólo que Oliver quería ser quién te lo dijera.
-- ¿Decirme qué?

Durante unos incómodos segundos, Diggle guardó silencio.

-- Que tenemos que dejarle solo. Quiere llevarnos a un lugar seguro porque teme que Chase vaya a por nosotros.
-- ¿Abandonarle? Ni lo sueñes. Ya puedes estar dando media vuelta porque volvemos a la guarida. 
-- Oye, aunque no haya querido darle la razón, en parte creo que no es una idea totalmente descabellada.
-- Por supuesto que lo es. Chase es el mayor enemigo al que nos hayamos enfrentado, todos los demás a su lado parecen simples marionetas. Y en todas esas ocasiones, Oliver nos tuvo a su lado. Luchar solo contra Chase es un suicidio.
-- Le perdí una vez… Y aún no puedo perdonarme por ello. Me prometí que a mí misma que no cometería ese error dos veces. No voy a abandonarle John.
-- Sabes que si Oliver quiere tenerte lejos, lo conseguirá de un modo u otro ¿verdad?
-- Pues que lo intente. Ya no soy aquella chica inocente que se unió a vuestra cruzada.

Diggle la mira esbozando una sonrisa.

-- Tienes razón, ya no eres esa chica, en parte. Ahora eres mucho más fuerte y madura. Pero nunca olvides que para Oliver, tú siempre serás su chica.
-- Y tú siempre serás su hermano. Eso no lo puede cambiar Chase, ni nadie. Oliver te adora. Y si de una cosa estoy segura… es que él, Jamás nos abandonaría. OTA no se separa. NUNCA.
Diggle permaneció en silencio. En su interior sabía que ella decía la verdad.
-- John Mírame. Mírame y dime que tú no sientes lo mismo.

En la guarida...

Oliver estaba sentado en los monitores cuando escucha el sonido del ascensor abriéndose. Extrañado, acude a ver de quién se trata.

-- ¿Qué hacéis aquí? John te dije que esperarais en un lugar seguro.
-- Te dije que no iba ser fácil. - contestó señalando hacia su compañera

Felicity se acerca a él con paso decidido, su rostro reflejaba que su estado actual de ánimo era: enfadada. Al llegar frente a él, atrapó su cara entre las manos besándole apasionadamente. Este gesto no solamente sorprendió a Oliver, sino también a su compañero.

A pesar de la sorpresa inicial, Oliver correspondió plenamente ese beso. Cuando sus labios se separaron, se buscaron con la mirada.

-- Esto por tonto. Y esto...- alza su mano hacia él dándole un tortazo en la mejilla.- por idiota.
La estupefacción podía verse reflejada en el rostro de Oliver.
-- ¿Cómo se te ocurre pensar que vamos a abandonarte?

Diggle sonreía divertido por la situación, aunque agradecía no haber sido el receptor del mal genio de su compañera. 

-- ¿Acaso crees que me gusta la idea? Pero no debo ser egoísta. Y anteponer tu seguridad a todo, es lo único que me importa.
-- Por una vez  tenemos algo en común, porque para mí estar contigo y mantenerte a salvo es mi prioridad.

Oliver le miraba negando con la cabeza.

-- Esta vez no depende de ti. Te quiero lejos de mí, si con eso consigo alejarte de Chase.
-- Pues vas a tener que pasar por encima de mí, porque no pienso moverme de aquí. Este es mi sitio. Te guste o no.

Tras unos segundos puntualizó.

-- Tú mismo lo dijiste ¿recuerdas?...en lo bueno y en lo malo.

Instintivamente aquellas imágenes en el hospital acudieron a su mente. El anillo, el beso que compartieron y la promesa que sellaron.
Eso le llevó a comprender que no iba a ganar esta batalla. En busca de ayuda, dirigió su mirada hacia su compañero. 

-- ¿Opinas igual que ella?
-- Ya sabes mi respuesta. Un hombre solo no puede librar una guerra Oliver. Y tú ya no estás solo. Comenzamos esta aventura juntos y así debe terminar.
-- Parece que no hay nada que pueda hacer o decir que os haga cambiar de opinión.
-- Cuando yo quise pasar el resto de mis días en prisión, ¿recuerdas lo que hiciste?
-- Sí. Colarme en una prisión de alta seguridad para traerte de vuelta a casa.
-- Exacto. Porque eso es lo que hacen los hermanos.

Un sonriente Diggle le ofreció estrechar su mano como símbolo de su unión. 

-- Siempre juntos, ¿recuerdas?

Para Oliver aquello significaba mucho más que un simple apretón de manos, era un pacto de lealtad.

-- Hasta el final.

Felicity, quien había tomado posesión de su trono hacía un rato ya, se convirtió en espectadora silenciosa de esa tierna escena, dándose cuenta de que empezaba a echar en falta algo.

-- Bueno chicos, ya que estamos todos de acuerdo. ¿Podemos por favor pedir pizza para cenar? Me muero de hambre... - suplicó en un tono infantil a ver si conseguía ablandar algún frío corazón 

Ambos hombres se miraron y sonrieron. Sin duda alguna Felicity Smoak sólo hay una.

-- Tranquilo, iré yo.

Diggle empezó a caminar hacia el ascensor.

-- ¿Lo de siempre?
-- Si por fi. Esta vez con mucho extra de queso.

Tras esperar a que su compañero se marchara, pudiendo así encontrarse a solas, Oliver decidió aclarar algunos puntos.

-- Por cierto señorita.- dijo acercándose a ella con cierto tono fingido de molestia.
-- Uhmm sí caballero - le contestó inocentemente aun sabiendo perfectamente la razón de aquella conversación
-- Creo que debemos hablar de lo que ha pasado antes...
-- ¿Del tortazo? Lo siento es que te tenía ganas desde hacía tiempo.

A sus labios acudió una sonrisa tonta.

-- De eso también hablaremos. En este caso me refería a lo otro.
-- Ah, eso. Fue un impulso.
-- Uhmmm ya veo. - contestó Oliver asintiendo con la cabeza.

Como se quedó en silencio durante unos segundos, Felicity creía que había dado por finalizada aquella incómoda conversación, pero lo cierto era que la realidad se distanciaba bastante de ese pensamiento.

Oliver no podía dejar las cosas así. Giró la silla donde ella estaba sentada, acogió su rostro con determinación, atrapando sus labios en un beso lento y apasionado.
Un beso donde la necesidad se impuso a la razón, siendo este mucho más largo e intenso.
Intentaron separarse pero no podían, era como si un imán hubiera ejercido fuerza contra ellos.

Un leve ronroneo comenzaba a escucharse, seguido de pequeños besos que poco a poco fueron frenando la intensidad que les había estado consumiendo.

Cuando el aire volvió a permitirles respirar, se buscaron con la mirada. Sus ojos ya no tenían ese brillo apagado que habían estado arrastrando durante meses. Ahora resplandecían con fuerza, con una luz especial que sólo poseen aquellos que se aman, aquellos que se desean desde lo más profundo de su alma.

-- Lo siento... pero yo también te tenía ganas.

FIN

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Como estamos en época de descanso de nuestra serie favorita hasta que comience la nueva temporada, intentaré ser vuestro suministro d...