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sábado, 11 de noviembre de 2017

Mini Relato Olicity: La Primera Cita 2: Amor, Dolor y Sinceridad.





Bueno, lo prometido es deuda. Aquí tenéis la siguiente parte de esta maravillosa historia. Espero que os guste tanto leerla como a mí escribirla. 

De todas las escenas que he escrito sobre ellos, para mí ésta es super especial puesto que nos robaron y nos siguen robando, el poder tener una cita normal en la serie, de manera que quise compensarlo de alguna forma con esta cena. 

Espero haberlo conseguido. ¡Ya me contaréis qué tal os ha parecido!

Muchas gracias a todos los que me leéis historia tras historia y sobre todo a mis niñas, sin ellas estaría perdida. Gracias por estar conmigo cada día. ¡Os quiero! Aswriters Forever! 

¡Disfrutad mucho!

Capítulo 2

-- Volviendo a un tema que me interesa. ¿Hay algún ex novio del que tenga que preocuparme?

-- ¿De todo lo que he dicho sólo te has quedado con eso?

-- Ahmm, me interesa saber si tengo competencia.

-- Nadie en su sano juicio sería capaz de aguantarme.


Con gesto sorprendido tras ese pequeño puñal recibido, Oliver le contestó.


-- Gracias por la parte que me toca.

-- Como dijo Dig una vez, tú nunca fuiste normal. Pero que conste que es con cariño.


Oliver asentía con su sonrisa de CEO, aguantando estoicamente otro puñal envenenado, que de haber sido otra persona la que lo lanzaba su reacción habría sido distinta.

Al notar que estaba un poco molesto, se acurrucó con él haciéndole alguna que otra caricia.


-- Anda no te enfades. Si ya sabes que me encanta cómo eres. – su tono de voz meloso fue acompañado de un beso dulce en los labios, pensando que así se ablandaría.  


Oliver la miró de reojo, acercándose a escasos milímetros de su boca.


-- Esta noche, cuando te quite el vestido, pienso cobrármelo.- sus palabras, convertidas en un susurro sensual  y provocador,  conllevaron  que el cuerpo de Felicity se estremeciera de placer.


Ella quiso buscar su boca, saciar su sed…pero él se apartó, besándola con ternura en la comisura de los labios. Estaba poniéndola a prueba. Quería saber hasta dónde era capaz de aguantar.


Felicity exhaló todo el aire a través de su sonrisa.


-- ¿Quieres jugar? Yo también sé jugar.

-- Estoy deseando verlo. – una sonrisa pícara se dibujó en sus labios mientras probaba un pequeño sorbo de su copa


Ninguno de los dos desvió la mirada, estaban disfrutando de aquel momento, explorando esa nueva y refrescante intimidad existente entre ellos, que aunque todavía estaban aprendiendo a compartirla…muy pronto les llevaría a descubrir mundos desconocidos llenos de placer y muchas sorpresas.


Para cualquier otra pareja mantener esa tensión sexual hubiera sido frustrante, pero para ellos resultaba algo estimulante. Habían descubierto el aliciente que tenía poder provocar al otro obteniendo la respuesta deseada.

Imitando a Oliver, Felicity también bebió de su copa. Era su forma de decirle que no iba a achantarse.


Las miradas prodigadas se sentían como mandíbulas hambrientas dispuestas a devorar su presa.


Era increíble la manera en que ambos poco a poco habían conseguido encajar, amoldándose perfectamente el uno al otro, a pesar de ser tan diferentes.

Desde la primera vez que se vieron, algo había surgido entre ellos… una llama emergente, una atracción mutua abrumadora que fue dando forma a un amor intenso, estable y fuerte.


Como Oliver había mostrado cierto interés en su vida amorosa, eso le había abierto la veda a ella.


-- Bien, ya que tú has preguntado por mis ex novios, los cuales se reducen a una lista bastante corta, yo quiero hacer lo mismo.


Oliver apretó los labios en señal de incomodidad, no entendía demasiado bien el interés de su chica por conocer cierta parcela de su pasado.


-- ¿De verdad quieres entrar en ese terreno?


Felicity inspiró aire con fuerza soltándolo de golpe. Era cierto que era un tema escabroso para ella, pero si querían empezar su relación de una manera correcta, basada en la confianza, no debía haber nada que se interpusiera entre ellos.


-- Si estamos dispuestos a dar este gran paso, no quiero que haya secretos entre nosotros. Y es evidente que este asunto es una gran piedra en el camino. – Tras una breve pausa en la que meditó con mucho cuidado sus palabras prosiguió.-  No quiero que cuando estemos mal por cualquier otro motivo, esto suponga un problema.


Oliver entendió el mensaje. Asintió dándole pie a que formulara aquello que la inquietaba, ya que él estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para que funcionara.


-- ¿Cuántas ha habido antes que yo?

-- No tantas como la gente cree.

-- No tantas tirando a 5 o más bien a 20

-- Tal vez tirando más a 50.


La cara de Felicity era completamente transparente para él, no pudiendo ocultar su sorpresa y desagrado ante aquella nueva información.


-- Vaya… ¿y crees que la gente te sobreestima?

-- Estar con alguien… sexualmente hablando, no implica sentir nada por esa persona. .- Al ver el dolor reflejado en su rostro, él quiso matizar. - No me siento orgulloso de ello.


Intentando ir asimilándolo Felicity continuó.


-- Bien, en ese caso…mi siguiente pregunta debería ser ¿con cuántas has sentido algo?


Oliver inspiró con fuerza.


-- La lista es corta. Solamente dos.

-- Laurel y Sara….por supuesto.


Oliver pudo percibir en su tono de voz un atisbo de enfado y ¿celos quizá?


-- Sara y Shado.


Eso sí que no se lo esperaba. Su querida amiga del alma no estaba en la lista…


-- Por Laurel… ¿no sentías nada?

-- Nada que implicara quererla como pareja.

-- Y con Sara sí. Claro ella es fuerte, guapa, inteligente…


La tristeza la abordó al recordar aquellos días en los que Sara estuvo con ellos en la guarida. Recordaba esa sensación de vacío… ese sentimiento de intentar encajar en un grupo ya unido… siendo todo ello provocado por el hecho de que Sara era perfecta… sabía hacerlo todo: pelear, analizar cosas, encontrar información… y además era lo suficientemente independiente como para poder salir a patrullar con el equipo sin ser una carga para ellos.


A pesar de que ante Oliver siempre lo negara, en aquel momento, Felicity se sintió desplazada. Pensaba que si tenían a Sara, ella ya no era útil ni necesaria dentro del equipo. Sensación que se vio acrecentada al ver cómo Oliver acababa saliendo con ella. Ese fue el estoque final.


Lo que ella nunca supo es que Sara sentía celos de ella, la envidiaba por la forma en que Oliver la miraba…cómo estaba siempre pendiente de ella. Cómo la trataba… con ella, Oliver era distinto... más dulce, más atento, más risueño.

Le dolía no ser la receptora de todas sus atenciones, como hasta ahora. 
Aunque por encima de todo eso, le dolía saber que a ella nunca la trató así. Ni siquiera cuando se suponía que tenían algo entre ellos.


Todos aquellos recuerdos también acudieron a la mente de Oliver, quién al darse cuenta de que para Felicity esa herida seguía abierta, intentó resarcirla de aquello.


-- No fue por eso. Entre Sara y yo había atracción, sí, pero no era lo bastante fuerte. En nuestro caso prevaleció más nuestra amistad. Aunque no hubiésemos naufragado en la isla, no habría funcionado.


Ante el silencio de su compañera, decidió darle un último regalo.


-- Sara antes de llegar a la isla, no era capaz de hacer ni la mitad de cosas que tú sabes hacer. Tuvo que aprender a sobrevivir, esa es la única diferencia.

-- Gracias.- una leve sonrisa se formó en sus labios como cortesía por sus palabras.-  Pero eso no borra el hecho de que cuando Sara volvió, lo primero que hiciste fue salir con ella.


Aunque intentó que no sonara como un reproche, no pudo, esa espina la tenía muy clavada.


-- Es cierto, y me arrepiento.- tras unos breves segundos de pausa continuó.- Yo... sentía algo por ti, algo muy fuerte, algo que no había sentido por nadie. Y me asusté… Teniendo en cuenta el tipo de vida que llevaba y todo mi pasado, creí que lo mejor era mantenerte alejada de mí. Entonces Sara llegó… y creí que al estar con ella quizá podría olvidarte... que aquello era lo correcto porque a pesar de haber visto lo peor de mí, seguía estando a mi lado. Pero me equivoqué… Cuando la besaba o estaba con ella, mi mente estaba con otra persona y eso me hacía sentirme un ser despreciable. No podía hacerle eso a Sara. No era justo.


Tras escucharle, una parte de su corazón se sintió aliviado, por primera vez en mucho tiempo esa pesada carga estaba desapareciendo.


-- Te agradezco tu sinceridad. Siempre me pregunté por qué rompiste con ella.

-- Pues ya lo sabes.


Felicity desvió momentáneamente la mirada hacia la mesa, sopesando si debía o no realizar esa pregunta, si la respuesta no era la que esperaba, el dolor sería insoportable, sin embargo necesitaba saberlo.

Levantó la mirada hacia él, decidida pero inquieta. Oliver supo que estaba a punto de preguntar algo que para ella era importante.


-- ¿Ocurrió lo mismo en Rusia aquella vez? ¿Con ella?


Felicity esperaba que quizá Oliver esquivara esa pregunta o le diera una respuesta que desviara su atención hacia otra cosa, pero para su sorpresa, Oliver esbozó una sonrisa.


-- ¿Sinceridad Absoluta?


Temiéndose lo peor, Felicity asintió con la cabeza mientras intentaba que la saliva recorriera su garganta.


-- No era a ella a quién quería en mi cama.


Sus miradas se buscaron en silencio. Aquello era un momento importante para ellos.

Felicity se debatía entre la estupefacción por esa confesión y el entusiasmo que ella englobaba, aunque no podía perdonarle que se acostara con ella.


-- Podrías haber venido a buscarme…- sus palabras fueron casi un susurro en sus labios.


Oliver acogía esa propuesta con bastante sorpresa. Nunca hubiera imaginado que Felicity hubiera accedido a ello. No sin haber antes una relación de por medio al menos.


-- ¿Habrías aceptado acostarte conmigo?

-- Ya nunca lo sabrás.


Felicity consiguió mantenerle la mirada mientras en sus labios se dibujaba  una gran sonrisa victoriosa. Su intención de hacerse la interesante había surtido efecto. Oliver estaba nervioso ante la idea de haber podido tener algo con ella en aquella ocasión.


-- Supongo que me lo merezco. Es justo.


Oliver sonrió admitiendo la derrota, debía reconocer que había sido un buen golpe.


-- Odiaba a esa mujer.- confesó Felicity casi como si fuera un pensamiento en voz alta.

-- No te molestabas en ocultarlo.

-- No soy hipócrita, aunque ella tampoco es que fuera demasiado disimulada al respecto.


La gran sonrisa que se dibujó en los labios de Oliver, le hizo saber que había algo más detrás. 


-- ¿Qué me estás ocultando Oliver?

-- Puede que yo tuviera algo que ver con eso.

-- ¿Acaso vas a decirme que ella sabía que me querías y que por fastidiarme a mí, se acostó contigo?

-- Creo que fue un cúmulo de cosas. Que sabía que yo te quería… Que yo le atraía… Que quisiera fastidiarte y que yo susurré tu nombre en cierto momento delicado.


A Felicity le costó un par de segundos analizar todos los elementos que constituían esa frase, entreabriéndose sus labios desmesuradamente al comprender a qué momento delicado se refería.


-- ¿Susurraste mi nombre?

-- Sí…

-- ¿En ese preciso momento?


El entusiasmo ya era desbordante dentro de ella. Esa era su gran victoria sobre Isabel Rochev.


-- Sí... – aunque Oliver sonreía, su sonrisa era más debido a la vergüenza que al arrepentimiento. Él no se arrepentía de haberlo hecho, fue un acto espontáneo e inconsciente. 
Se alegraba de haber podido ayudar a su chica frente a una de sus “rivales”.


Felicity no podía ocultar su felicidad ante aquel descubrimiento, tanto que casi estaba dispuesta a perdonarle ese incidente.


-- Hubiera dado cualquier cosa por verlo. Su cara…quiero decir.

-- Puedo adelantarte que no fue nada agradable.

-- Me lo imagino… Ahora entiendo por qué se apresuró tanto para que os pillara.

-- Intuyo que fue un buen golpe a su ego de mujer.


Pese a que el tema era difícil de tratar, no evitó que estuvieran relajados y sonrientes. Aquella cena estaba teniendo algo muy bueno, poder resolver todos los puntos pendientes entre ellos, permitiendo así, el poder comenzar desde cero. 


El camarero viendo que podía retirar los entremeses, procedió a traer el plato principal, algo que Oliver esperaba que a Felicity le gustara, ya que todavía no conocía del todo sus gustos culinarios.

Con sumo cuidado cada plato fue colocado delante de su comensal, en espera de ser degustado.


-- Esperamos que sea de su agrado. Que lo disfruten.

-- Gracias. –contestaron los dos agradecidos del buen trato que estaban recibiendo por parte del servicio.


Cuando el camarero estaba dirigiéndose hacia la puerta, cayó en la cuenta de que tenía algo más que decirles.


-- Si los señores lo desean pueden ir encargando el postre.


Oliver y Felicity se buscaron con la mirada, compartiendo una sonrisa cómplice.

El camarero dirigió su atención hacia Oliver esperando una respuesta pero esta vez no era él a quien le correspondía hacerlo.


-- En esta ocasión será ella la que decida.


El camarero inspiró aire esperándose que cualquier cosa pudiera salir de esa boca tan poco dada a contener lo que piensa, pero para su asombro resultó ser una respuesta normal, muy normal para ser ella.


-- Nos gustaría probar... un coulant de chocolat por favor.

-- Como usted desee. En los postres, ofrecemos dos opciones. Una individual para cada comensal o una propuesta de mayor tamaño para compartir.

-- Para compartir. – contestaron al unísono provocando que ambos sonrieran


El camarero sonrió, aquella atípica pareja empezaba a caerle simpática.


-- Como deseen.


Antes de que el camarero se retirara, Oliver le retuvo con su mano.


-- Avec une cuillère, s'il vous plaît.

-- Certainement Monsieur.

-- Merci.


Cuando se encontraron a solas, Felicity sintió curiosidad por saber qué era lo que le había dicho al camarero.


-- ¿Qué le has dicho?

-- Pronto lo sabrás.


Su sonrisa era un claro indicativo de que fuera lo que fuera lo que escondía, le iba a gustar, por lo que decidió dejarlo pasar pudiendo de esa manera concentrarse en el apetitoso plato que tenía ante ella.


Por la forma de su piel y de su presentación, ella juraría que era pollo, pero viendo cómo estaba desarrollándose la noche, se esperaba cualquier cosa. 
La pieza estaba cuidadosamente colocada sobre una cama de verduras al vapor ligeramente salteadas con una cebolla caramelizada, napada con una salsa oscura, cuyo tono rojizo le hizo pensar que podría ser vino tinto. 


No queriendo retrasar más el momento, cortó un trozo pequeño y se la llevó a la boca, saboreando cada nuevo matiz que se desprendía en su paladar.


-- Uhmmmmmmmm, está delicioso. Nunca había probado un pollo tan rico.


Oliver la miraba embobado, no sabía quién estaba disfrutando más de aquel momento si ella, o él.


-- Me alegro de que te guste.


Siguiendo los pasos de su compañera, Oliver procedió a seguir degustando aquella exquisita obra maestra culinaria.


-- Bien, creo que es mi turno.


Felicity enseguida supo leer entre líneas. Oliver también quería deshacerse de sus propias espinas.


No podía negarse ni culparle por ello, puesto que él se había abierto con ella de una manera que hasta a ella misma le había sorprendido, no vetando por el momento, ningún tema, por muy peliagudo que resultara para él. 
Sabía que el tema de su pasado como playboy le incomodaba y que el haberse acostado con Isabel Rochev no era de sus temas preferidos.


Sin saber muy bien por dónde le iba a salir, ella le miró expectante.


-- Me parece bien. Adelante. ¿Qué quieres saber?.- preguntó dando un pequeño sorbo a aquel delicado vino rosado que había pasado a ser de sus vinos preferidos.


Oliver se puso serio por primera vez. Para él, esto era algo que le había estado persiguiendo durante demasiado tiempo, necesitaba saber qué había ocurrido en realidad, aunque no por ello le infundía menos respeto o miedo lo que pudiera recibir a cambio.


-- ¿Tuviste algo con Barry?


Esa pregunta fue para ella algo inesperado, no entendía que eso supusiera un problema para él por encima de otras cosas más graves.


-- No! Barry fue y sigue siendo, solamente, un buen amigo.


Una sonrisa nerviosa acudió a él, relajando su cuerpo. El primer mal trago ya había pasado. 


-- ¿Te preocupaba que entre Barry y yo hubiera pasado algo?

-- Bueno… se os veía siempre tan bien juntos… que era inevitable pensar que podías sentirte atraía por él.


Felicity empezó a reírse, le resultaba muy divertido ver esa faceta tan poca conocida de él: los celos.


-- Y eso te carcomía por dentro. Admítelo.

-- Debo reconocer que un poco sí.

-- Barry… era todo lo opuesto a ti. Alegre, despreocupado, extrovertido, no le importaba mostrar sus sentimientos ni su pasión por lo que hacía… Y lo cierto es que me sentía muy a gusto a su lado.


Oliver no pudo disimular que aquello le dolía. Una cosa, era presuponer algo y otra muy distinta oírla de la persona que amas.


-- Pero… no podía salir bien. Los dos estábamos enamorados de algo inalcanzable.

-- ¿Me veías como algo inalcanzable?

-- Eras el gran Oliver Queen. Rico, guapo, interesante para cualquier chica… Cómo ibas a fijarte en una chica como yo. Era de locos.- Una sonrisa melancólica acudió a sus labios

-- Para mí, tú también eras algo inalcanzable. Eras todo lo que deseaba tener y que me había sido arrebatado. Paradójico, ¿no crees?

-- Sí… Y también creo que si nos hubiéramos dado la oportunidad de sincerarnos el uno con el otro, nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento.

-- Touché.


Aquellas palabras no podían albergar mayor verdad. Ambos se querían, pero siempre había habido una barrera que les separaba de una forma u otra.


Oliver cogió su copa despacio, acercándola a su boca, quería saborear aquel exquisito vino antes de adentrarse de pleno en una arena movediza de la que no estaba seguro de poder salir airoso ya que esta espina estaba mucho más profunda que la anterior.


-- Háblame de Ray.

-- ¿Qué pasa con él?


Distraídamente cogió un poco de esas sabrosas y ricas verduras que tanto le habían gustado y que junto con el vino tinto conformaban un conjunto muy armonioso en su boca.


-- ¿Sentiste… algo por él?


Esa pregunta se atropelló en su garganta, no le era fácil pronunciarla.  Felicity le observó, podía ver su miedo, su incomodidad.


-- Te mentiría si te dijera que no. Y… aunque no quieras escucharlo, todo lo que pasó con Ray fue como consecuencia de una decisión que tú tomaste.  


Oliver no pudo mantenerle la mirada, le dolía en lo más profundo de su corazón.


-- Lo sé y asumo toda la culpa. Pero no podía encadenarte a mí Felicity, no podía ser egoísta y arrastrarte conmigo a una vida llena de oscuridad y sufrimiento. Tú te merecías mucho más de lo que yo podía ofrecerte.

-- Eso era una decisión que me correspondía a mí, no a ti. No tenías derecho a arrebatármela.

-- Lo siento… Hice lo que creía que era mejor para ti.

-- Tu rechazo me destrozó. Tuve que auto obligarme a seguir adelante para no hundirme, me auto obligué a sentir algo por él… en un vano intento por olvidarte.


A pesar del tiempo transcurrido, esa herida aún no había cicatrizado del todo, para ninguno de los dos.


-- ¿Fue algo serio?


Por primera vez al mirarle, no vio miedo, sino un profundo dolor. Sin embargo, no iba a permitir que la cuestionara ni le reprochara nada.


-- Si tu pregunta es si intimamos, la respuesta es sí.


Un puñal atravesó a Oliver de mitad a mitad. Sabía que no podía reprocharle nada pero no por ello era menos doloroso. 


Felicity podría haberse negado a contestar, podría haberlo dicho de diferente manera suavizándolo…pero una parte de ella deseaba decirlo. Deseaba egoístamente que él sintiera una mínima parte del dolor que ella sintió, pero al verle sufrir de aquella manera, sintió remordimientos.


-- Oliver, lo siento… No pretendía…

-- Tranquila, lo entiendo. No te estoy juzgando. Tenías derecho a ser feliz y él… era todo lo que yo nunca podré ser.

-- Oliver, no hay nada que Ray pueda hacer que tú no puedas. – Rápidamente pensó en lo que había dicho y se rectificó.- bueno…tal vez haya alguna que no, pero no por ello eres inferior a él. Tienes muchísimas cualidades que él jamás tendrá. Cosas que te hacen único y especial.

-- ¿Cómo por ejemplo?

-- Tu fuerza, tu constancia, tu carisma, tu instinto. Tu templanza para enfrentarte a las cosas sabiendo qué es lo que hay que hacer en cada momento. Eres un buen líder.

-- Eso pierde un poco de valor ante el hecho de poder construir un traje autónomo de combate.

-- Eso son sólo conocimientos, se pueden adquirir con mayor o menor esfuerzo. Pero lo tuyo es innato. Algo con lo que se nace.

-- Sabes, en muchos aspectos Ray me recordaba a ti. Os veía juntos, compenetrándoos tan bien…que sentía que era yo el que no encajaba.

-- Es verdad que Ray y yo éramos muy parecidos. Teníamos muchas cosas en común, pero no tenía nada que hacer. Yo ya había encontrado a mi otra mitad.


Sus miradas se buscaron, albergando esa intensidad que les había acompañado durante toda la cena.


-- Nadie me ha hecho sentir tanto como tú. Contigo me siento viva. Contigo puedo hablar aunque no nos digamos nada. Sabes lo que estoy pensando con solo mirarme… Y eso no lo pudo conseguir ni Barry, ni Ray ni nadie. Sólo tú. 


Oliver la devoraba con la mirada, no podía apartarla de ella, lo tenía totalmente hipnotizado… 
Colocó la mano suavemente en su nuca, acercándose poco a poco a ella…buscando su boca en un beso cargado de ternura, dulce. A ese le siguieron otros más cortos, como si quisieran retrasar el momento de la separación.


-- Perdóname…


Su voz era una súplica, un ruego desde lo más profundo de su alma.

Cerró los ojos apoyando su frente en ella…Necesitaba pedirle perdón,compensar todo el daño que le había causado.


-- Bésame.


Fue todo lo que tuvo que decir, puesto que para ella, aquello que tanto había anhelado por fin le había sido concedido. 


Ante su petición, Oliver no dudó, fue acercándose lentamente a esos labios que habían estado provocándole, incitándole a caer en la tentación, hasta fundirse con ellos en un beso pasional, desenfrenado y muy deseado. 

Al sentirse contagiada por su entrega, Felicity quiso ir más allá… Con movimientos suaves fue rodeándole el cuello con sus brazos, apretándole contra su pecho.

El suave y húmedo tacto de la lengua de Oliver iba abriéndose camino hasta llegar a su objetivo: Jugar con ella, desencadenando esa deliciosa lucha de poder dónde anhelaban perderse, disfrutar y redescubrirse. 


Aquellas manos algo más ásperas fueron bajando por su cintura hasta llegar a algo que le estaba volviendo loco, sus muslos… Empezó a acariciarlos, surgiendo en ella un pequeño ronroneo que consiguió que el cuerpo de Oliver reaccionara bruscamente.

Con esfuerzo, con mucho esfuerzo… sus labios pudieron separarse escasamente unos milímetros, permitiéndoles recuperar el poco aliento que sus entrecortadas respiraciones les permitía.


Llegados a este punto, Oliver tuvo que ser sincero. No podía seguir reprimiéndose ni luchando contra su instinto.


-- Felicity…

-- ¿Qué?...

-- Si no me separo de ti ahora, no podré seguir controlándome.


Una gran sonrisa se dibujó en los labios de su chica. Sus ojos albergaban esa ternura tan propia de ella, mezclada con esa sensación de deseo que la estaba consumiendo. 

La cena y el poder estar a solas con Oliver de esa forma tan especial, había sido un maravilloso e inesperado regalo para ella, algo que pasara lo que pasara, jamás olvidaría. Sin embargo, ya no podía conformarse solo con eso. Quería mucho más.


Las dudas que la habían asaltado al comienzo de aquella cena, habían desaparecido. Oliver le había demostrado que sus sentimientos eran sinceros, siendo lo más importante para ella, que estaba dispuesto a luchar por su relación, por ella. A partir de ahora todo iba a ser diferente.  


-- ¿Qué te parecería que el postre lo termináramos en mi casa?


A Oliver le encantó ver esa sonrisa llena de picardía.


-- Me encantaría.


Felicity sujetó su barbilla uniéndose a él en un beso corto pero intenso. 


-- Entonces, ¿a qué esperamos?- contestó con su bonita sonrisa


Oliver no pudo evitar contagiarse de su ilusión ya que ambos estaban ansiosos por dar el siguiente paso, por compartir esa nueva etapa juntos.


Con un simple gesto de su mano le indicó al camarero que entrara.


-- Envuélvanos el postre para llevar, por favor. – abrió su cartera ofreciéndole dinero suficiente para cubrir la cena y sacarse una buena propina, ya que si algo había aprendido en estos años era a saber agradecer que se portaran bien con él.

-- Claro señor.

Una vez a solas, Felicity recordó su pequeño incidente con cierta botella de vino. No pudiendo dejarlo pasar, quiso insistir nuevamente en pagar su deuda.


-- Me gustaría compensarte por lo de la botella. Déjame hacerlo.


Oliver observó ese precioso rostro que amenazaba con empezar a hacer pucheros si no la dejaba cumplir con lo que le pedía. Pareciéndole algo entrañable, le resulto imposible negarse.


-- De acuerdo. 


Ella, complacida, fue a abrir su bolso pero las manos de Oliver se posaron sobre ella impidiéndoselo. Ella le miró confundida, observando cómo Oliver simplemente sonrió, se acercó a sus labios y los besó lentamente.


-- Estamos en paz.- le susurró con una sonrisa


Aunque no se le había ocurrido a ella, esa nueva forma de pago le resultaba mucho más atractiva, además de económica, todo sea dicho de paso. 

-- Sabes, me gusta tu método. Podríamos ponerlo en práctica más a menudo. 


A los pocos minutos, el camarero regresó con un paquete perfectamente envuelto, como si de un preciado regalo se tratara. Fue entonces cuando Oliver supo que había llegado el momento de abandonar aquel lugar y dirigirse hacia el que sería el principio de su nueva vida juntos.


De los dos, él fue el primero en levantarse. Estaba impaciente por poder estar a solas con ella, disfrutando de ella, sin nadie que les interrumpiera.

Demostrando esa caballerosidad innata en él, Oliver le tendió su mano a Felicity ofreciéndose a ayudarla.


-- ¿Lista?


Una sonrisa de picardía en su rostro, provocó en Felicity que esas mariposas que antes revoloteaban por su estómago… iniciaran una agitada danza dentro de ella.

-- Más que nunca. 


Ella no solo aceptó su ofrecimiento, sino que entrelazó sus manos en un gesto cariñoso lleno de complicidad, que él acogió totalmente rendido ante ella. 


Sonrientes, nerviosos pero ante todo muy felices se dirigieron hacia la puerta de entrada, donde les esperaba el camarero que les había acompañado durante la cena.


-- Esperamos que hayan disfrutado de su velada señores Queen. 

-- Ha sido perfecta.- se apresuró a contestar Felicity ante el regocijo de Oliver.


El muchacho le ofreció el cambio de la factura, pero él muy amablemente lo rechazó.


-- Quédeselo. Se lo ha ganado.

-- Muchas gracias señor Queen. Es muy generoso de su parte.


El chico no podía ocultar su alegría, la cantidad que había recibido era bastante alta. Con tres clientes más como él, el mes lo tendría cubierto.


Dejando un poco atrás a Oliver, Felicity se adelantó unos cuantos pasos para poder sentir el aire fresco de la noche, admirando ese precioso manto estrellado. 

Quedarse en silencio, simplemente contemplando el cielo, era algo que le encantaba desde niña, y que sin embargo, debido a su trabajo nocturno había perdido la oportunidad de hacer.

Sintiendo la humedad de la noche sobre su piel, fue consciente de que debido a los nervios acumulados antes de su gran momento, había olvidado algo importante en casa: su chal. Por instinto, se abrazó a sí misma, frotando las manos contra su cuerpo para así poder entrar en calor.

Intentando no pensar en ello, dejó volar su imaginación hacia lo que para ella era un momento decisivo, no sólo porque ello implicaba compartir un momento muy íntimo con él, sino por cómo eso afectaría a sus vidas de manera irreversible.

Estaban a punto de cruzar una línea de la que no podrían volver, siendo inevitable preguntarse qué pasaría entre ellos ahora. Si no salía bien...¿podrían seguir trabajando juntos?
¿Serían capaces de llegar hasta el final? O por el contrario se frenarían, prefiriendo ir más despacio. Por las señales que se habían enviado durante la cena, ella estaba segura de que Oliver lo deseaba tanto como ella, pero quizá siendo racionales, lo mejor era mantener un poco la cabeza fría, meditar lo ocurrido e ir poco a poco.

Al imaginarlos a los dos en la cama, no podía evitar sentirse insegura. Conocía de sobra el pasado de Oliver, sabía que había estado con muchas mujeres, la mayoría modelos, chicas con un cuerpo de escándalo… por lo que le surgía la inevitable pregunta de: ¿estaré a la altura? ¿disfrutará igual conmigo? 


Absorta en sus pensamientos, no percibió que Oliver había conseguido alcanzarla, envolviéndola suavemente con su abrigo. Sin esperarlo, una cálida y agradable sensación la reconfortó.


-- Oliver no…hace frío.

-- Por eso quiero que te lo quedes tú.- viendo que ella seguía reticente, insistió…- Tranquila estoy bien.


Feliz, se dejó acurrucar bajo su cobijo, percibiendo una vez más ese perfume que la embriagaba. Sonrió para sí, al recordar cuando en sus primeros días trabajando juntos como jefe y secretaria, cada mañana, deseaba poder llegar pronto a la oficina para así poder disfrutar ese aroma tan masculino y sexy, que la hacía soñar con una noche romántica y apasionada con el hombre que permanecía justo a su lado. 


Al girarse, observó que Oliver llevaba la preciada caja en su mano.


-- Estoy deseando probarlo. – como un acto casi reflejo, mordió su labio inferior

-- Yo también.


Una sonrisa traviesa tomó forma en sus labios mientras en sus miradas se podía ver destellos de esa pasión hasta ahora contenida, augurando que lo mejor estaba por llegar.


-- ¿Podemos irnos ya?

-- Sí. El taxi está de camino ya.


Oliver entrelazó sus dedos con ella, acariciándola con suavidad.


-- Esperemos que no tarde mucho sino el postre se enfriará. Y sería una pena.- comentó Felicity 

-- Siempre podemos volver a calentarlo. O darle otro uso.


El tono que envolvió  esas palabras le hizo darse cuenta de que había una clara segunda intención. Rápidamente decenas de imágenes pasaron por su mente recreando todas las formas posibles de usar el chocolate que se le ocurrían. La más suave de ellas, hacía que su cuerpo se deshiciera como un flan.


-- Suena interesante.- esbozó una leve sonrisa

-- Contigo, lo será.


Oliver buscó el contacto de su mirada.  Se decían tanto con tan poco… Podía percibir su inseguridad, su miedo ante lo que estaban a punto a enfrentarse. Era consciente de que aunque no sería su primera vez, teniendo como punto de referencia su “intensa” vida social, era difícil no sentirse intimidada, y él no quería que bajo ningún concepto ella se sintiera menos que las demás, puesto que ninguna de las mujeres con las que había estado le llegaba tan siquiera a la suela del zapato.


-- Ey.


Sujetó con ternura su barbilla, obligándola a seguir mirándole. Con un movimiento suave fue acercándose a ella lentamente hasta fundirse con sus labios en un beso tierno, que poco a poco fue volviéndose más intenso y exigente. 


-- Cambiaría toda mi vida anterior, por un solo momento contigo. Lo que siento cuando estoy contigo, cuando me tocas... no lo he sentido con nadie Felicity. Y cuando estemos juntos, será increíble. 

Al oirle decir eso, la inseguridad de Felicity se convirtió, en parte, en una adoración abolsuta hacia aquel hombre. 

Eso era lo mágico de su relación, esa simbiosis que les unía.
Sin decir nada, Oliver había captado aquello que la inquietaba intentando hacerlo desaparecer, y justamente por ese tipo de detalles, Oliver Queen era único, especial, e irremplazable para ella.

-- ¿Con fuegos artificiales y esas cosas?.- preguntó con una gran sonrisa
-- Con fuegos artificiales y todo.- contestó correspondiéndola.
-- ¿Incluso más que aquella noche con esa famosa stripper? 
 
Oliver intentó traer a su memoria aquel hecho concreto, pero le estaba costando, lo cual dio esperanzas a Felicity. Si Oliver Queen no la recordaba, su fama no debía corresponderse tanto a la realidad como ella imaginaba.


 -- La chica del corsé dorado… Piernas largas…


Con esta nueva información, Oliver la localizó rápidamente, dibujándose una sonrisa en su rostro.


-- No era tan buena como decían. Y…para que lo sepas…no era yo el millonario con el que amaneció en la cama de aquel hotel.


Aunque al principio aquello la dejó algo pensativa, enseguida encajó las piezas.


-- Tommy…

-- Sí.

-- Pero llevaba tu reloj. De hecho esa fue la razón de que la prensa se hiciera eco de la noticia, adjudicándote esa conquista.

-- Tommy llevaba mi reloj porque se olvidó el suyo en casa y me pidió que si podía hacerle ese favor.- Una sonrisa ensombrecida por la tristeza se dibujó en sus labios.- Decía que así podía presumir más delante de las chicas.

-- Entonces era mentira...

-- Es cierto que nunca fui el típico chico responsable y empollón pero…también se dijeron muchas cosas que no eran ciertas.

-- ¿Por qué nunca lo dijiste?

-- La gente tenía una idea preconcebida de cómo era yo,  ya me habían colocado el estigma que ellos querían. Aunque hubiese intentado desmentirlo, no me habrían creído. – Su voz fue apagándose, desviando la mirada que hasta ahora habían compartido.- Algunas veces, era mejor no hacer nada y dejar que las cosas simplemente pasaran.  


Escuchándole Felicity pudo ver que aquel tema le afectaba más de lo que ella pensaba. La culpabilidad la asoló al darse cuenta de que ella había cometido ese mismo gran error. Prejuzgarle sin conocerle, simplemente dejándose llevar por las noticias que salían en la televisión sobre él.


-- Lo siento. Lo siento mucho.


Felicity se abrazó a él emocionada, comprendiendo lo injusta que había sido con él. 

-- Tú no tienes la culpa de nada. 


Oliver la miró enternecido por aquello, estaba intentando compensar de alguna manera todo por lo que había tenido que pasar.


-- Pero debería haber hecho las cosas bien, preocupándome por conocerte antes de pensar que eras un mujeriego y un cabronazo.


Esas palabras viniendo de otra persona, le habrían molestado bastante, pero viniendo de ella hasta le hicieron sonreír.


-- Vaya, veo que me tenías en muy alta estima.

-- Si bueno, también pensaba que estabas muy bueno y que daría lo que fuera por pasar una noche contigo, pero eso no viene a cuento ahora.

Escuchar esa confesión hizo que una sonrisa se dibujara en sus labios, se sentía feliz de haber estado presente en la vida de su chica, aunque no fuera en la forma que él hubiese querido.


-- Sí que viene.


Oliver acarició su mejilla, templada ante su frío contacto, mirándola con esa ternura que solo poseía cuando se trababa de ella.


-- Te quiero Felicity Smoak.

-- Te quiero Oliver Queen.


Siguiendo aquello que sus corazones anhelaban, se unieron en un beso dulce, húmedo, poniendo el broche final a una cena mágica llena de sueños, de miedos contra los que luchar, donde una vez más se habían abierto el uno al otro, curando heridas y fortaleciendo, aún más si cabe, el preciado lazo que les unía.


Absortos en su burbuja no fueron conscientes de que alguien se había acercado a ellos. El joven, algo incómodo por la situación, carraspeó un poco intentado que percibieran su presencia.


-- Señor Queen su taxi ha llegado.


Resistiéndose a separarse, le dieron las gracias al camarero, quien sabiendo que tres son multitud, se apartó un poco ofreciéndoles algo de intimidad.

Aunque sabían que estaban siendo observados no podían borrar aquella sonrisa de sus caras, eran demasiado felices.

Cogidos de la mano se dispusieron a emprender el último y definitivo paso, hacia la nueva y excitante aventura que les esperaba. 

Continuará...

Relatos Olicity | Olicity...postres y tequila

Como estamos en época de descanso de nuestra serie favorita hasta que comience la nueva temporada, intentaré ser vuestro suministro d...