Ya se desveló el misterio, la sorpresa era que nuestra pareja favorita va a tener su primera cita. ¿Cómo será la cita? ¿Se besarán? ¿Tendremos bombas? Paciencia...pronto lo sabréis ;)
Mansión Queen
19.15 horas
19.15 horas
Thea estaba caminando por el pasillo de camino a su habitación cuando algo llamó su atención dentro del dormitorio de su hermano, decidiendo ir a echar un vistazo. Una sonrisa asomó a sus labios al ver a su hermano frente a un precioso espejo de pie estilo clásico, anudándose una corbata de color borgoña que destacaba por encima del color grisáceo de su traje así como el blanco puro de su camisa.
-- Vaya, que guapo. Me gusta esa corbata, no te la había visto nunca.
Una voz tras su espalda le trajo de vuelta a su habitación, estaba absorto en sus pensamientos, ajeno a todo lo que le rodeaba. Se giró un poco hacia atrás, encontrándose con su hermana apoyada cómodamente sobre el umbral de la puerta con los brazos alrededor de su pecho
Oliver, sin apenas inmutarse, continuó con su tarea.
-- Me la regaló papá cuando cumplí los 18.
-- O sea que es una reliquia familiar.
Oliver se volvió hacia ella con una leve sonrisa para observar la cara de satisfacción de su hermana pequeña.
-- Oye no soy tan mayor. Aún puedo ganarte a un combate de chuches si quiero. – Le contestó sonriendo alzando su dedo índice sobre ella
Tras unos segundos, el rostro de Thea se tornó más serio.
-- Nunca te he visto ponerte nada de papá.
-- Eso es porque la reservaba para una ocasión especial.
-- ¿Ocasión especial? ¿Celebramos algo?
La benjamina de la familia dirigió sus pasos hacia la cama, sentándose en el borde de la misma para poder seguir charlando animadamente.
-- Puede ser.
La sonrisa de felicidad que asomó al rostro de su hermano fue para ella un claro indicativo de que le estaba ocultando algo, algo muy jugoso.
-- Yo conozco esa sonrisa… ¡tienes una cita! – dijo exultante y feliz
-- ¡Baja la voz Speedy! Va a oírte todo el mundo.
-- Oh vamos, no tienes por qué esconderte. Es una buena noticia. ¿Quién es? ¿La conozco? ¿Es morena? ¿Rubia? ¿Alta? ¿Baja?
-- Para, para Speedy. No voy a contarte nada. Ya tengo una madre por si lo has olvidado.
-- Ya lo sé, pero por si lo has olvidado tú, mi deber es ejercer de hermana pequeña protectora. No quiero que hagan daño a mi hermano favorito.
Oliver vio cómo su hermana se acercaba a él poco a poco sin perder la sonrisa.
-- No tienes otro.
-- Bueno, pero eso no te quita mérito.
Por primera vez Thea se detuvo a contemplarle y se dio cuenta de algo que hasta ahora le había pasado inadvertido. Una vez que hubo terminado de colocarse correctamente la corbata, contempló su silueta en el espejo exhalando un pequeño pero intenso suspiro.
-- Estás nervioso… Mi hermano está nervioso por tener una cita…- Reía entre sorprendida, incrédula y sonriente
-- ¿Sabes qué? Tienes razón…estoy nervioso. Hace tiempo que no hago esto…y quiero que esta noche, todo sea perfecto.
Dio un par de pasos hacia la cama, cogió su chaqueta con un rápido y suave movimiento, colocándola firmemente sobre su cuerpo, para finalmente dar un par de pequeños tirones desde la solapa.
-- Oh vamos no tienes porqué estarlo, para ti salir con chicas es como montar en bici. Nunca pierdes la práctica.
-- Muy graciosa. Pero…esta vez es diferente, ella…es diferente.
Un brillo especial cobró forma en sus ojos, fue entonces cuando Thea comprendió que aquella chica, fuera quien fuera, era realmente importante para él. Y por primera vez en mucho tiempo, tuvo miedo de perder algo muy valioso para ella.
-- Acabo de acordarme que tengo que terminar algunos asuntos pendientes.
Thea empezó a marcharse cuando la voz de su hermano la retuvo.
-- ¿Qué asuntos?
-- Ahmmm, nada importante. Cosas mías.
Para Oliver no pasó desapercibido que la actitud de su hermana había cambiado radicalmente. Su rostro ya no tenía esa sonrisa que tanto le gustaba, sino que mostraba un semblante más serio. Parecía como si quisiera huir de él.
-- ¿Va todo bien?
-- Sí. No te preocupes. Diviértete. Espero detalles.
Thea al darse cuenta de que Oliver la había descubierto, intentó responder lo más normal posible, mostrando aquella sonrisa forzada que con el paso de los años había aprendido a mostrar sin esfuerzo alguno.
A pesar de que sabía que algo no iba bien, prefirió darle espacio y concentrarse en aquello que no podía apartar de su mente: Su cita con Felicity, ya que cuando volviera a casa, tendría tiempo de sobra de poder hablar tranquilamente con ella.
-- Bien. Vamos allá.
Nervioso, feliz y sobre todo ilusionado cogió su abrigo dispuesto a disfrutar una de las mejores noches de su vida puesto que, pasara lo que pasara, sin duda sería un recuerdo inolvidable.
Apartamento de Felicity Smoak
19.30 horas
19.30 horas
El sonido envolvente de aquella música inundaba cada rincón de aquel pequeño apartamento contrastando con los ruidos algo estridentes que procedían del baño: la ducha dejando caer el agua, el secador en constante movimiento, cosas que caían al suelo casi por inercia… Aquella tarde todo el universo parecía ir en su contra.
Ataviada únicamente con una toalla, descalza y con el pelo totalmente alborotado intentó llegar a su habitación sin perder el equilibrio, lo cual fue un auténtico logro teniendo en cuenta la velocidad con la que intentaba esquivar los obstáculos.
Con la respiración entrecortada y manos temblorosas, abrió el armario dispuesta a encontrar el conjunto perfecto para aquella noche, nada podía fallar.
Ataviada únicamente con una toalla, descalza y con el pelo totalmente alborotado intentó llegar a su habitación sin perder el equilibrio, lo cual fue un auténtico logro teniendo en cuenta la velocidad con la que intentaba esquivar los obstáculos.
Con la respiración entrecortada y manos temblorosas, abrió el armario dispuesta a encontrar el conjunto perfecto para aquella noche, nada podía fallar.
Sacó varios conjuntos, todos distintos pero con algo en común: poseían algún detalle que los hacía únicos y especiales.
Haciendo gala de una gran fuerza y sentido del equilibrio los esparció encima de la cama como si de un probador improvisado se tratara, así sería más fácil, o al menos eso pensaba ella.
Uno a uno cada vestido fue pasando por el insalvable y tradicional momento espejo, algunos con más suerte que otros…
Haciendo gala de una gran fuerza y sentido del equilibrio los esparció encima de la cama como si de un probador improvisado se tratara, así sería más fácil, o al menos eso pensaba ella.
Uno a uno cada vestido fue pasando por el insalvable y tradicional momento espejo, algunos con más suerte que otros…
-- Demasiado negro, parece que voy a un funeral.
Siguiente vestido…
-- Demasiado escotado.
Siguiente vestido…
-- Demasiado corto. Un momento, ¿yo he ido con este vestido a la oficina?
Siguiente…
-- Uuu…Este es horrible, ¿Cómo pude comprármelo?
Intentando buscar el nombre de la tienda dónde lo compró, vio que había algo escrito en la etiqueta: Besos Mamá.
-- Oh señor… tenía que ser ella. – hizo un gesto de desesperación absoluta y fue a por el siguiente vestido
Hasta que por fin…
Se subió la cremallera con algo de dificultad pero cuando se giró y contempló su reflejo, supo que la búsqueda había terminado.
-- Este…- una sonrisa de satisfacción asomó a sus labios
19:59:00
Una limusina de un color negro resplandeciente, majestuosa e imponente, llegaba puntual a su destino ante la atenta mirada de vecinos y transeúntes.
-- Jim, espera aquí, por favor.
-- Claro señor.
Oliver se bajó de la limusina observando que los primeros cotilleos empezaban a circular. No pudo evitar esbozar una sonrisa.
Sólo algunos pasos le separaban del porche, se recolocó bien el abrigo, carraspeó un poco y finalmente dio un par de golpes suaves en la puerta. El taconeo de unos zapatos moviéndose apresuradamente por el salón, le hizo comprender que no era el único que estaba algo nervioso, lo cual le hizo sonreír.
-- ¡Aún me quedan 30 segundos!
Se oyó una voz desde el interior.
-- Si lo necesitas…puedo volver… más tarde…
Pero antes de que pudiera terminar la frase la puerta se abrió estrepitosamente, ofreciéndole una imagen que superaba con creces todas sus expectativas. No era tal como la había imaginado, era mucho mejor. Estaba sencillamente increíble.
Un vestido ajustado a cada curva de su cuerpo, realzaba su figura. Ese color borgoña resaltaba aún más el tono claro de su piel, contrastando con el rubio intenso de su cabello, el cual había sido cuidadosamente recogido ondulándolo, entrelazándolo, formando una pequeña flor. Un escote con forma V dejaba al descubierto de una forma muy sugerente sus encantos.
El matiz rojizo oscuro de sus labios, ejercía un efecto imán sobre él, sintiéndose irremediablemente atraído.
-- Hola…
-- Hola…
Una sonrisa nerviosa se apoderó de ambos. Eran conscientes de que aquellos momentos de silencio resultaban muy incómodos por lo que intentaron romper el hielo de la manera más natural posible fundiéndose en un cálido abrazo.
-- Estás…preciosa…- Las palabras casi no podían salir de su garganta, estaba completamente hipnotizado, no podía dejar de admirarla.
Felicity esbozó una gran sonrisa a la vez que sus mejillas adquirían un color rosado.
-- Tú… también estás…muy guapo.
Ese comentario consiguió que Oliver sonriera.
Durante unos segundos ninguno de los dos sabía que hacer, aquello era algo nuevo y desconocido para ellos.
-- ¿Nos vamos?
Oliver como todo buen galán ofreció su brazo para acompañarla
-- Claro caballero.
Felicity agradeció el gesto aferrándose a su brazo todo lo que pudo ya que sus piernas no la sostenían del todo.
Al salir hacia el porche pudo ver la gran limusina que les esperaba. No podía creer que Oliver hubiera sido capaz de recrear una de sus muchas fantasías.
-- Oh dios mío…
Felicity era la viva imagen de la ilusión. Oliver había conseguido emocionarla con aquel detalle. En su rostro podía verse la emoción de un niño al ver aquello que tanto ha deseado conseguir.
-- Oliver, cómo has…
-- Que cómo sé que uno de tus sueños era ir en limusina.
-- Sí…- No podía dejar de sonreír
-- Una vez mencionaste que te encantaba una película donde una chica era rescatada por su caballero en una limusina blanca.
-- Vaya…decir que estoy sorprendida es quedarse cortos…no sé qué decir…
-- No hace nada falta que digas nada. Sólo disfruta.- susurró en su oído muy bajito mientras su mano se deslizaba suavemente por su espalda guiándola hacia el interior
Tras emprender el camino hacia su destino, siendo éste para Felicity un completo enigma, los nervios fueron desapareciendo permitiéndoles realmente empezar a disfrutar.
Felicity no dejaba de admirar el paisaje, la ciudad dejándose envolver por el manto de la noche, Iluminándose a cada paso, le ofrecía una perspectiva diferente de aquello que la rodeaba, sentía que todo estaba distinto.
-- Aún no me has dicho dónde vamos.
-- Es un secreto. Pronto lo sabrás.
-- Qué misterioso. ¿Haces esto con todas tus citas?
-- Si te sirve, nunca he pagado por llevar a ninguna en una limusina.
-- Es un comienzo.- contestó con una sonrisa
En ese instante se buscaron el uno al otro. Sus miradas, intensas, estaban adquiriendo una tonalidad más oscura.
El tiempo se detuvo, los minutos pasaban sin que fueran conscientes de ello, se comunicaban sin palabras, no necesitaban nada más.
Continuará...