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sábado, 20 de mayo de 2017

Relatos Olicity | Escena Sorpresa: La Cita 3 Parte



Aquí os he traído la tercera parte de una de las escenas más esperadas de la relación Olicity: Su 1 cita, como siempre aportando mi toque personal.

Espero que la disfrutéis mucho, y sobre todo espero no defraudar a nadie.

Debo agradecer también todo el apoyo que me estáis dando, tanto en redes sociales como a través de vuestros mensajes.  Muchas gracias por vuestra compañía pero sobre todo por vuestra fidelidad, capítulo tras capítulo, historia tras historia. No tengo palabras para poder expresar lo feliz que me hace. ¡Gracias de corazón!

Y algo que no puede faltar: Dedicada a mis mosqueteras: sin vosotras nada de esto sería posible. Gracias por acompañarme en cada paso del camino. ¡AsWriters Forever! 💘💘


Deseo que os guste tanto como a mí. ¡Espero vuestros comentarios! ¡Un beso!



Felicity no dejaba de admirar el paisaje, la ciudad dejándose envolver por el manto de la noche, Iluminándose a cada paso, le ofrecía una perspectiva diferente de aquello que la rodeaba, sentía que todo estaba distinto.

-- Aún no me has dicho dónde vamos.
-- Es un secreto. Pronto lo sabrás.
-- Qué misterioso. ¿Haces esto con todas tus citas?
-- Si te sirve, nunca he pagado por llevar a ninguna en una limusina.
-- Es un comienzo.- contestó con una sonrisa

En ese instante se buscaron el uno al otro. Sus miradas, intensas, estaban adquiriendo una tonalidad más oscura.

El tiempo se detuvo, los minutos pasaban sin que fueran conscientes de ello, se comunicaban sin palabras, no necesitaban nada más.

Oliver acercó una de sus manos a ella, entrelazando sus dedos con sumo cuidado, no quería forzarla a hacer algo con lo que ella se sintiera incómoda. Con cierto grado de sorpresa y muy complacido, notó que ella no sólo no le rechazaba sino que hacía más íntima aquella caricia.
Cuando sus miradas se encontraron de nuevo, una chispa emergió, un deseo de contacto surgió. Y aunque lo ansiaban más que nada en aquel momento, algo les frenaba…

Viejos recuerdos les abordaban rememorando su pasado.
Oliver había cambiado, ya no era ese muchacho mujeriego que únicamente pensaba en divertirse. Para él, Felicity era lo más importante, siendo su mayor propósito, poder demostrárselo día a día, y para ello, sabía que si intentaba acercarse a ella, eso la convertiría en una más de su lista y no estaba dispuesto a permitirlo.

Justo a su lado, Felicity permanecía extrañamente callada. Aunque estaba radiante por todo lo que estaba viviendo aquella noche, su corazón era algo reticente a creer que pudiera convertirse en realidad. A pesar de que nunca hablaba de sus sentimientos o de sus experiencias pasadas, ella también había sufrido y no quería volver a revivirlo.

Las dudas la asaltaban, no dejaba de preguntarse con cuantas chicas habría tenido una cita o si con alguna de ellas habría tenido algo más. El mero hecho de recrear esa imagen en su cabeza, hacía que un pellizco encogiera su estómago.
Necesitaba saber que ella no era un capricho. Que era algo real y que no se desvanecería cuando el sueño acabara.

El sonido de una melodía les trajo de vuelta a la realidad, y por primera vez, estuvieron agradecidos.
Oliver sacó el móvil de su chaqueta mostrando el nombre “Mamá” en la pantalla, hecho que no pasó desapercibido a su compañera, como tampoco pasó inadvertido para ella, cuando Oliver apagó el teléfono evitando así que alguien pudiera interrumpirles.

-- Ya hemos llegado señor.

El chófer iba a bajarse pero Oliver le frenó con un gesto en su hombro.

-- No es necesario Jim. Puedes marcharte a casa. Gracias por todo.
-- Pero señor lo hago encantado. Es mi trabajo.
-- Esta noche no Jim. Descansa. Contestó dándole un par de golpes suaves en el hombro en señal de agradecimiento.

Oliver fue el primero en bajar de la limusina exhalando un profundo suspiro al sentir el aire frio de la calle. Pensó que eso le ayudaría a relajarse.
 Con zancadas algo más grandes de lo habitual fue acercándose a la puerta del acompañante. Tras abrir la puerta ofreció su mano a Felicity.

-- Señorita Smoak.

La sonrisa de Oliver junto a la calidez de su mano hicieron que durante al menos unos segundos, Felicity se sintiera como una princesa. En ese tiempo, ni siquiera fue consciente del frio helado que calaba en su piel, la excitación que recorría su cuerpo eclipsaba todo lo demás. Estaba ansiosa por saber qué lugar había escogido Oliver para su primera cita. Debía de ser un lugar especial para él puesto que había guardado el secreto hasta el final.
Ojeó un poco a su alrededor, dándose cuenta que no reconocía el lugar dónde se encontraban. Oliver al darse cuenta de ese detalle decidió sacarla de dudas.

-- Estamos en Silver Lake.
-- Oliver… esto no era necesario. Es el barrio más caro de toda la ciudad.
-- Bueno, es una ocasión especial. – contestó con una sonrisa
-- Estoy impresionada…No esperaba nada de esto. Me siento como una princesa de cuento de hadas.- dijo algo abrumada pero sonriente
-- Me alegro. Era lo que pretendía. 

Sus miradas volvieron a encontrarse mostrando una completa adoración por el otro.

Felicity levantó su mirada contemplando aquel rótulo de madera envejecida que encumbraba lo que supondría para ella un punto y aparte en su vida, un nuevo comienzo. Llamó su atención aquellas letras labradas a mano, poseían un estilo sencillo pero elegante. 

-- ¿Un restaurante francés? – le preguntó algo sorprendida.
-- Sí. ¿No te gustan?
-- No, no… es decir sí me gustan. Bueno nunca he estado en uno…
-- Siempre hay una primera vez.

En ese momento una duda la asaltó y no pudo reprimir que aquella pregunta saliera de sus labios.

-- ¿Es tu primera vez también?

Oliver la miró sorprendido.

-- Quiero decir…ya sabes…viniendo aquí. – Felicity se había puesto nerviosa al darse cuenta de que podía mal interpretarse su pregunta, era una de las cosas que adoraba de ella, su inocencia, su transparencia mostrándose tal como es.
-- Sí. Es mi primera vez.
Felicity le sonrió agradecida.
-- Me gusta.
-- ¿Estás segura? Porque si prefieres ir a cualquier otro sitio puedo anular la reserva.
-- Quiero ir a otro sitio.
Oliver se quedó algo cortado, no esperaba esa respuesta tan rotunda.
-- Ahm…bien…déjame entonces que anule la reserva.
Oliver fue a coger su móvil pero ella le detuvo con una sonrisa.
-- Pero… tendremos que ir en nuestra siguiente cita.

Ella le miró, sonrió y avanzó hacia el interior del restaurante.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Oliver acompañando esa mirada traviesa que tanto le gustaba.

-- ¿Eso quiere decir que tendremos una segunda cita?
-- Quién sabe. Si te portas bien puede que hasta te deje elegir postre.

Oliver exhaló el aire a través de su sonrisa. Sin duda alguna, la noche prometía ser inolvidable, una nueva aventura que estaban ansiosos por disfrutar.

Ambos entraron sonrientes y expectantes dirigiéndose hacia el mostrador de la entrada. Una chica joven, morena de ojos oscuros ataviada con su uniforme, salió a recibirles con una agradable sonrisa.

-- Buenas noches. ¿Qué desean?
-- Hola, tenemos una reserva para dos.
-- ¿A nombre de quién?
-- Oliver Queen.

La muchacha verificó en el sistema que la información fuera correcta.
-- Queen. Reserva SR. Correcto. Por favor acompáñenme.

Felicity entrelazó su mano con la de Oliver antes de que pudiera marcharse, a lo que él correspondió con una sonrisa.

-- Puede que sea una pregunta tonta pero… ¿qué es SR?
-- Sala Reservada.
-- Como una sala VIP.
-- Eso es.
-- ¡Qué guay!- Era incapaz de disimular su entusiasmo

A medida que se alejaban se podía oír una pequeña conversación dónde una pareja intentaba encontrar mesa dentro del restaurante, aunque sin demasiado suerte.

-- Acabo de oír que no hay reservas hasta dentro de 6 meses al menos, ¿cómo es que nosotros tenemos una? ¿A quién has sobornado?- Le susurró al oído
-- A nadie. Sólo he tenido que utilizar la palabra mágica. Por favor. – le contestó con una sonrisa

La muchacha les condujo por un pasillo no demasiado estrecho donde una alfombra roja les daba la bienvenida guiándoles en el camino. A cada lado, espaciosos salones con forma ovalada,  cuya decoración moderna y su entorno acogedor parecían querer invitarles a adentrarse en su interior.

Todo el restaurante estaba hecho de madera, cuidada y tallada minuciosamente a través de diferentes formas. Las lámparas albergaban luces cuyas tonalidades tenues de colores distintos ofrecían un ambiente más agradable. Sus grandes paredes contenían llamativos acuarios marinos desde los  que se podía observar la belleza y comportamiento de las especies que allí convivían.

El lugar era sencillamente perfecto. Distinguido pero nada ostentoso. Constituía la mezcla perfecta entre distinción y hospitalidad.
Asombrada por la majestuosidad del lugar, Felicity no dejaba de intentar captar cada detalle en su memoria.

La muchacha se detuvo ante una sala más pequeña permitiéndoles pasar.

-- Disfruten de la velada.  

-- Gracias.

Oliver se volvió hacia su acompañante y le separó la silla para que pudiera sentarse.
-- Las damas primero. – Dijo con una sonrisa
-- Gracias.- contestó sonriente mientras tomaba asiento.- Sabes, si sigues mimándome así, podría acostumbrarme a ello, lo cual significaría que no dejaría que volvieras a tratarme como antes, lo cual no quiere decir que antes me trataras mal…
-- Felicity…tranquila, te he entendido.
Ella suspiró profundamente.
-- Claro perdona, es que estoy algo nerviosa.
-- No te preocupes. Es algo normal. No estamos en nuestro ambiente.
-- Es cierto…Lo normal para nosotros es estar hablando de muertes, asesinos y objetivos a localizar.

Una pareja que pasaba por allí se les quedó mirando de una manera un tanto extraña.

-- Vaya…lo siento.
-- No pasa nada. Aunque no lo creas estoy acostumbrado. He aprendido a adaptarme a ti.
-- Eso es bueno ¿no?
-- Muy bueno.- contestó con una sonrisa

Un simpático camarero se acercó a ellos ofreciéndoles una extensa carta dónde poder elegir lo que iban a degustar aquella noche. El único problema es que estaba en francés. A pesar de que Felicity hacía un intento por saber qué era cada cosa le estaba resultando un poco difícil. Oliver sonreía divertido.

-- Buenas noches señores Queen, ¿les apetece algo de beber?
Instintivamente Oliver buscó la mirada de Felicity, ella sonrió…no le había molestado ni había objetado nada al respecto, eso conllevó  que Oliver pudiera relajarse emitiendo una pequeña sonrisa

-- Sí. Tráiganos una botella de Armand Brignac Rosé por favor.
-- Claro señor.

Felicity le miraba francamente sorprendida, no había pasado desapercibido para ella la perfecta pronunciación de su acompañante, el cual, no dejaba de ojear la carta del menú.

Una vez que el camarero se hubo marchado ella aprovechó para hacer un pequeño inciso.

-- Señores Queen…no suena nada mal.
-- No. Podría acostumbrarme. – dijo muy sonriente

Felicity se quedó como hipnotizada observándole, pero no hizo ningún comentario al respecto.

-- Para ser tu primera vez aquí, no te desenvuelves nada mal.
-- Que no haya venido nunca no quiere decir que…

Al ver la reacción de Felicity supo que iba por mal camino.

-- Felicity… - cerró los ojos apretando sus labios con fuerza
-- Tranquilo…no tienes por qué disculparte. Lo entiendo.

Aunque intentara quitarle importancia al asunto, lo cierto era que estaba dolida.

-- Hay muchas cosas que no sabes sobre mí.
-- Como por ejemplo qué hiciste durante esos 5 años.

Una pequeña sonrisa triste asomó a los labios de Oliver.

-- Directa al grano.
-- Sabes que no me gusta dar rodeos. Al menos la mayoría de las veces.

Cuando Oliver iba a contestar, el camarero llegó con un carrito que albergaba una cubitera helada. Se disponía a descorchar la botella de vino cuando Oliver levantó su mano indicándole que parara.

-- Déjelo, la abriremos nosotros.

El tono y la mirada de Oliver no dejaban lugar a dudas: no admitiría un no por respuesta. El camarero asintió retirándose, ofreciendo así intimidad a la pareja.
Oliver se levantó, sostuvo la botella descorchándola envuelto en el más absoluto de los silencios. Al girarse, se encontró con su mirada, más seria y fría.

-- ¿Te acuerdas  de lo que te dije cuando te invité a cenar esta tarde?- Dirigió la botella hacia la copa de Felicity sin desviar la mirada, contemplando cómo caía lentamente el vino dentro del templado cristal
-- Que era una cita sólo para nosotros dos.
-- Y que no habría mentiras ni tapaderas. – terminó de servir su copa y se sentó.
-- ¿Quiere eso decir que vas a contestar a todas mis preguntas?
-- Te diré todo lo que quieras saber. – sabía que si quería que todo saliera bien y que realmente sus vidas cambiaran debía estar dispuesto a derribar barreras y a enfrentarse a sus miedos.

Oliver buscó su mirada, quería que viera que no estaba mintiendo, que estaba dispuesto a cumplir su palabra. Felicity se mantuvo firme, decidida, estaba dispuesta a ponerle a prueba, y Oliver lo sabía.

-- Bien, empecemos por el principio. ¿Quién es realmente Oliver Queen?

La cara de desconcierto de Oliver no se hizo esperar, de todas las preguntas esperadas, esa era la menos esperaba.
Felicity cogió su copa dando un pequeño sorbo, era consciente de que esa pregunta le dejaría algo descolocado, por lo que se animó a puntualizar lo que realmente quería saber.

-- Porque…aunque sé cómo eres ahora. Cómo pasa alguien de ser rico, caprichoso e irresponsable a… un justiciero capaz incluso de matar a otro ser humano.

Una sonrisa nerviosa acudió a sus labios. Ahí estaba, uno de sus grandes temas tabú. Su pasado. Aquello que tanto temía. ¿Estaba dispuesto a saltar esa muralla?

Felicity le miraba atenta a cada movimiento que hiciera, a cada mirada…le veía nervioso. Sabía que era un tema del que nunca había querido hablar. Le producía dolor sin embargo nunca pudo saber por qué. El por qué esa herida aún permanecía abierta.
Oliver cerró los ojos y suspiró profundamente.

-- Creo…que todo cambió cuando mi padre…- hizo una pausa.
-- Cuando tu padre desapareció con el barco.
-- No desapareció con el barco…- Felicity le miró sorprendida, había captado toda su atención. Oliver estaba abriéndose ante ella, estaba dando un gran paso y lo que era más importante, lo estaba dando con ella.

Le dio unos segundos para que pudiera acoplarse de valor y continuar, acostumbrarse a esa nueva sensación.

-- Mi padre y yo conseguimos sobrevivir en una lancha durante algún tiempo, pero las provisiones se acababan y el número de personas seguía siendo el mismo, por lo que…decidió que era mejor que sólo uno de nosotros siguiera adelante…
-- ¿Quieres decir que…?
Felicity preguntó con miedo.
-- Sí, se sacrificó para que yo pudiera vivir. Delante de mí. No…pude hacer nada por impedirlo…- en aquel momento pensó que un sorbo no le vendría mal
Una punzada de dolor atravesó ambos corazones, uno por no haber podido salvar a su padre, y otro por no haber sabido aliviar ese dolor. Ahora se sentía culpable de haber empezado ese juego.
-- Oliver…lo siento…no lo sabía.- Puso su mano sobre la de Oliver intentando reconfortarle
-- Tranquila.
Tras otra breve pausa Oliver continuó.
-- Pasé varios días a la deriva antes de llegar a la isla. Allí conocí a Yao Fei, él fue quién me enseñó a sobrevivir dentro de la isla. Además de hacerme mi primera cicatriz.
-- Creía que eso lo hizo Slade Wilson.
-- Él me enseñó a pelear en cierta manera. Con él… empecé a dejar atrás aquel niño caprichoso e irresponsable.- Una pequeña sonrisa asomó a sus labios y eso alivió un poco la carga que sentía Felicity
-- Una vez mencionaste que había otra chica…
-- Shado.
-- ¿Eráis amigos?
Oliver supo captar el tono inseguro y triste de esa pregunta
-- Si tu pregunta es, si la quería. La respuesta es sí.

Aquello fue un golpe duro de encajar para ella, quizá no estaba preparada para tanta sinceridad. Desvió la mirada mojándose los labios. Se sentía incómoda

-- Si tu pregunta es…si la quise como te quiero a ti. La respuesta es no.

El impacto inesperado de esas palabras sobre Felicity la descolocaron, su cuerpo empezó a actuar por impulsos debido al nerviosismo.

-- Oliver…yo…- intentó coger su copa arrastrando sin darse cuenta la botella hacia el suelo. Al ver el desastre ocasionado se levantó como si algo la hubiera empujado a ello, agachándose a poder limpiarlo. Oliver se al ver sus intenciones se acercó a ella intentando tranquilizarla haciendo que se incorporara

-- Oh dios, ¡Cuánto lo siento! Soy una completa manazas, mira cómo lo he puesto todo.
-- Felicity, tranquila no pasa nada. Sólo era una botella.
-- Pero seguro que era muy cara. Y yo la he destrozado. Deja que la pague yo.
-- La respuesta es no. Y… no es negociable.

En ese momento, el camarero que había sido testigo de lo ocurrido, les pidió que si lo deseaban podían ocupar otra sala.

-- Gracias. Iremos enseguida.
-- ¿Nos mandan a otro sitio? ¿Se han enfadado? Preguntó algo preocupada
-- No, claro que no. Nos cambian de sala para ellos poder limpiar sin causarnos ninguna molestia. 
-- Pues en mi pueblo simplemente nos echan a un lado…- susurró para ella misma

Felicity no pudo evitar quedarse mirando a los camareros que estaban recogiéndolo todo mientras cogía su bolso. Oliver observó que el camarero les estaba esperando en la puerta, de manera que se acercó a Felicity colocando una mano en su cintura para guiarla hacia la salida.

-- No te preocupes más. Anda vámonos.
-- Me siento un poco culpable.
-- Cuando estemos comiéndonos el postre, ya se te habrá olvidado, créeme.

La nueva sala era más grande que la anterior, algo más luminosa… disponía de algunos accesorios que la otra no ofrecía, como por ejemplo un cómodo sofá rodeando la mesa, un interfono que comunicaba con el servicio del restaurante,  y… seguramente la parte favorita de muchos, un pequeño mini bar.

-- Vaya…esto es impresionante. – curiosa y absorta en todo lo que la rodeaba, se acercó a contemplar el acuario que adornaba una de las paredes.

Las luces ambientales poseían esa tonalidad que tanto le gustaba a Felicity. La expresión de su rostro había cambiado por completo, ahora estaba relajado y sonriente. Durante unos segundos permaneció de pie, apoyado en el umbral de la puerta, simplemente observándola… disfrutando.

-- Imagino que este tipo de salas no se las dan a cualquiera. Seguro que gente muy importante.

A pesar de que intentaba disimularlo, el estar en aquella sala tan íntima a solas con él, hacía que su cuerpo se estremeciera.
Intentando relajarse, tomó asiento en una esquina del sofá donde cenarían, haciendo sitio para que él pudiera sentarse junto a ella.

Oliver sabía que estaba nerviosa, aquella sala en la mayoría de los casos solía implicar que algo pasaba entre sus ocupantes, pero no quería que eso conllevara incomodidad para ella.

-- ¿Estás bien?
-- Sí.- contestó rápidamente para no parecer indecisa
-- Felicity…si el hecho de estar aquí te hace sentir incómoda…
-- No. No, no… no estoy incómoda.- su sonrisa nerviosa  apareció de nuevo - Sólo un poco muy nerviosa. En fin…es difícil no estarlo contigo aquí…tan cerca… sobre todo después de…eso
-- Te refieres a lo de decirte que te quiero.
-- Sí…a eso mismo. Yo…no…sé qué decir a eso.
-- Eso sólo es malo…si no sientes lo mismo por mí.

Felicity buscó su mirada, penetrante y cálida, a pesar del tiempo transcurrido y de todo por lo que habían tenido que pasar, seguía siendo la misma mirada que la enamoró aquel día.

Durante unos segundos permanecieron así, en silencio, ninguno de los dos era capaz de desviar su atención hacia otro lado.

En aquel instante, brotó de nuevo esa necesidad de contacto reprimida, quería sentirle…
 Sin esperarlo… sin poder frenarse, Felicity se acercó lentamente a él, buscando el roce de su boca. Lo necesitaba, su corazón se lo estaba pidiendo a gritos.

Fue un beso dulce, pequeño, pero lleno de ese sentimiento que les embargaba en cada poro de su piel.

El sosiego del momento era únicamente interrumpido por el sonido de sus besos al romperse. 

Tras un primer acercamiento, sus labios seguían atrayéndose, buscándose por inercia. El latido de sus corazones amenazaba con desbocarse.

Oliver profundizó aquel segundo beso un poco más, atrapando su boca más intensamente, acariciando su rostro con ternura. Ella, intentó corresponder esa caricia, pero sus manos temblorosas no pudieron alcanzarle.

Pausadamente, fueron separándose…encontrándose con la mirada… De repente Felicity fue consciente de lo que había hecho, ¡había besado a Oliver!

-- Oh dios mío. Lo siento…ha sido un impulso.- contestó como empujada por un resorte, como avergonzada por lo que había hecho
-- Felicity…

Continuará...


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